El rumor de la ciudad

El rumor de la ciudad




Tiene formas peculiares la frontera entre lo que se considera "las afueras" y la gran ciudad. Aquí los polígonos gaseosos se dejan ver, parte de las factorías emiten cíclicamente como sombreros clásicos de cocina por las chimeneas.
La flor matinal, húmeda y soleada, se puede intuir, pero si es tangible, el color estacional de las colinas macizas, que en primavera denotan una vitalidad de verde intenso, y difundido por todas partes.
La civilizada, parece que nazca con los primeros espectros matinales, es como si, la pusieran expresamente. A pesar, de la estela permanente que se percibe de ella día y noche.
El ruido, es ruido más ruido de fondo, pero aún así, es más ruido que el ruido de la gran ciudad.
El viento permanente no cesa ni un instante, transcurre en la búsqueda del vacío en todo momento. Su descenso del macizo al llano da énfasis al lugar. La sensación es alpina, rodeada de la esencia de un mar siempre objetivo.

                                                                     



                                                                             


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